La calvicie no se tiene que tomar a la ligera, hay varias causas que hacen que el pelo deje de crecer y conocerlas puede ayudarnos para saber cómo actuar y llevar el proceso de perdida de pelo lo mejor posible.
La caída del pelo es común, necesaria y saludable. Los folículos pilosos los van formando con una fibra de queratina en un proceso cíclico e independiente de los otros folículos, que se divide en tres fases: primero está la anágena, que es la de crecimiento y tiene una duración de dos a seis años, se genera pelo nuevo y crece el existente. Al dejar de crecer éste comienza la etapa de transición o catágena, la raíz se encoge y el pelo se desplaza hacia arriba donde se quedará aproximadamente entre tres y cuatro meses. Este tiempo es la fase telógena, y es cuando el pelo se cae por sí solo o empujado por el nuevo cabello en crecimiento.
Este proceso puede presentar varias alteraciones, una de ellas es la alopecia, cuando la caída es mayor que la regeneración de nuevo pelo. Esta anormalidad es conocida como calvicie y relacionada al género masculino. Sin embargo, hay varios tipos de alopecia que se dividen en dos grupos (cicatricial y no cicatricial) y que son generadas por diferentes motivos: hereditario, estrés, enfermedades endócrinas, hongos, mala alimentación, consumo de fármacos, drogas, entre otros. Por ello, es aconsejable acudir a una revisión dermatológica para clasificar el tipo de alopecia y saber el diagnóstico para llevar un tratamiento. Porque muchas veces es peor el remedio que la enfermedad.
«Me acuerdo cuando alguien me dijo “!qué entradas¡”, era un adolescente y en ese tiempo no me preocupaba tener o no entradas. Sin embargo, la forma en que me lo dijeron fue como un balde de agua fría. Desde ese momento empecé a ver mis entradas y a preocuparme de que no fueran a más. Empiezas a vivir con esa angustia que es generada por los ideales de belleza de la sociedad actual. Ser joven y no tener pelo parece ser lo peor del mundo. Lo es, no lo niego, ya que afecta nuestra confianza y autoestima. Pero como personas tenemos que conocer el poder de nuestras palabras y hay modos de decir las cosas. En lugar de estigmatizarte, se debería de comprender y ayudar a los demás para llevar ésta y otras formas de alteraciones físicas causadas por la edad o la herencia.»
La alopecia más común es la androgenética, que es la que afecta a los hombres y rara vez a las mujeres. Es genética y hormonal, ya que los andrógenos van provocando una disminución progresiva del folículo piloso. Se empieza a percibir con la presencia de las conocidas las entradas del cuero cabelludo y la coronilla. Esta pérdida ha sido esquematizada en la escala Hamilton-Norwood (NW) que va del Tipo I hasta el Tipo VII, donde el primero es casi inapreciable hasta el último donde sólo hay pelo en las partes laterales de la cabeza y la nuca. Esta alopecia es no cicatricial, es decir, el folículo no se destruye, pero presenta cambios funcionales. Puede presentarse a partir de la pubertad y se da más en varones adultos.
Otra alopecia común es la aerata, que es no cicatricial y el pelo puede regenerarse. La pérdida es en lugares puntuales donde la zona puede ser del tamaño de una moneda de un euro hasta total. Esta alteración también es genética, pero se debe a una autodefensa del cuerpo que ataca áreas sanas, en este caso, los folículos. Puede presentarse en hombres como en mujeres y a cualquier edad, pero es más frecuente en niños y jóvenes. El tiempo de regeneración de nuevo pelo depende de la persona.
La alopecia difusa es no cicatricial y no afecta a una zona en particular. Esta es la causa de ciertas enfermedades (hipotiroidismo), la desnutrición, el escorbuto y de ciertos medicamentos para el tratamiento del cáncer (citostáticos). Por otro lado, hay una variante de esta alopecia que resulta tras el parto, el estrés o la pérdida de peso. Aquí podríamos incluir el consumo de fármacos: vitamina A (en excesos), anticoagulantes, ácido valproico (para el tratamiento de epilepsia y el trastorno bipolar). El pelo se regenerará cuando el cuerpo recupera su estabilidad.
También hay alopecia provocada como la tricotilomanía, que es cuando la persona se arranca el pelo, y la de tracción, que se da por el estiramiento del cuero cabelludo por ciertos peinados, como trenzas o moños. Las hay por síndromes hereditarios, que son parte de un conjunto de síntomas y que se desde en la gestación.
Las alopecias cicatriciales son las que presentan un folículo piloso que ha sido destruido y ya no genera pelo. Las hay por infecciones de bacterias, virus o protozoarios. En este tipo, hay que poner atención a la tiña del cuero cabelludo, que al entrar en contacto con el pelo, lo destruye y produce la alopecia. Las hay por agentes físico-químicos y radiaciones; por tumores; por síndromes hereditarios; dermatosis. En todos estos subgrupos de alopecia la pérdida de pelo es irreversible. Algunas enfermedades crónicas que generen alopecia no cicatricial pueden evolucionar a cicatricial.
Como vemos, las causas de pérdida pueden ser varias, en algunos casos puede recuperarse el crecimiento. Por eso es necesario acudir a un especialista y no dejarlo pasar para que nos elaboren un diagnóstico profesional. Actuar a tiempo puede ralentizar la caída o detenerla. Si la pérdida es irreversible, el especialista puede sugerir ciertos medicamentos o tratamientos para recuperar el pelo. Este es un tema que preocupa tanto a hombres como mujeres, por ser un aspecto que denota juventud y vitalidad. Aunque la alopecia prematura puede resultar impactante para la persona afectada, siempre hay que tratar de ser objetivos y ver las causas de cualquier solución a largo plazo.
Que la caída de pelo no sea causa de la caída de confianza.